Descubrí a Luis Vioque por casualidad, al toparme con un post del tipo “100 fotógrafos españoles que debes seguir”. De entrada me llamó la atención por ser el único cuyo eje principal de su obra era el formato panorámico.
Años más tarde me topé con Luis en una feria fotográfica a la que acudí al ser parte de la misma mi antiguo profesor y amigo, José Luis Durante.
Al adentrarme en su trabajo encontré un autor con un lenguaje muy particular, que otorgaba una fascinante atemporalidad a su fotografía, con una larga trayectoria repleta de exposiciones y con cuatro libros, uno recién editado, a sus espaldas.
“Panorámica íntima”. Josep M. Rodríguez describe así su estilo, en el prólogo de “Islandia”, su último libro.
- ¿Quién es Luis Vioque?
Soy una persona a la que, sobre todo, le gusta la fotografía. Me gusta hacer fotografía y sobre todo, ver la fotografía que hace otra gente, ver su diálogo, cómo trabajan y se expresan.
¿Me considero fotógrafo o no? Para mí fotógrafo es todo el que hace fotografía, pero también es el que fotografía zapatos para una empresa…yo disfruto viendo y haciendo fotografía, por encima de la propia etiqueta, es lo que me apasiona.
¿Y artista te consideras?
Yo creo que es otra etiqueta. Más que artista, la fotografía es mi forma de expresión.
Soy un cazador de imágenes. Cuando viajo lo que hago es apropiarme de imágenes, voy como un cazador y ese es mi diálogo.
No me gustan las etiquetas tales como artista o fotógrafo, son etiquetas impuestas por la gente, gente que te sigue y opina de ti…yo no me considero artista.
- ¿Cómo y cuándo empiezas a interesarte por la fotografía?
Terminé mis estudios y me encontré con un tiempo libre añadido. Ante la duda de qué hacer con este tiempo libre encontré unos cursos de fotografía, a los que me apunté casualmente y así es, como comencé… No tenía cámara propia, ni en mi casa había tampoco tradición fotográfica , no cumplía ninguno de los tópicos habituales.
Descubrí esto, me apasionó y el año que viene hace ya 30 años que empecé a hacer fotografía.
- Hablemos sobre tu nuevo libro…¿Por qué eliges Islandia como destino fotográfico y cómo te planteas abordarlo?
Los tres primeros trabajos, “Viaje imaginario”, “Océanos de Arena” y “Mares de Portugal” fueron tomados en localizaciones con luz mediterránea, de España y Portugal, así que me apetecía cambiar esa luz.
Había visto cosas de Islandia, paisajes muy llamativos, sin gente, que es lo que buscaba. Me empecé a documentar sobre este destino y decidimos poner rumbo a Islandia un verano, motivado por ese ansiado cambio de luz.
- ¿Cuánto tiempo dedicaste a las tomas y cuánto al propio revelado?
Decidir un destino conlleva mucho trabajo detrás. El período de documentación me puede llevar entre medio y un año , hasta que finalmente lo elijo como destino.
La ejecución del viaje en sí es corta, fueron quince días de trabajo. Aunque me había documentado, no sabía lo que realmente me iba a encontrar. No tenía claro si haría una sola fotografía o un trabajo entero.
Me planteo ir al destino sin expectativas.
Normalmente disparo muy poco, este trabajo lo hice con unos treinta rollos, con una cámara panorámica, de 22 tomas, sumado a unas 2000 fotografías digitales, incluidas las fotos de familia.
Lo que más me cuesta es la selección y positivado. Siempre hago unas pequeñas tomas, a modo de contactos, para trabajar. Si el destino final es una exposición trabajo con formatos, medidas y demás. Me pudo llevar un par de meses decidir el qué y cómo lo hago, las fotos que entran, etc.; para este trabajo en concreto.
- ¿Con qué parte de la producción del libro has disfrutado más y qué te ha aportado como fotógrafo?
Decidir qué imágenes incluir en el libro fue la parte que más he disfrutado, armar el libro en sí. Para ello siempre cuento con mi amigo Mauricio Dórs, el editor.
Yo tengo una idea de cómo encajar el libro, que le transmito y él es el profesional que se encarga de darle forma (y ahí, es donde nos “peleamos”).
Trabajamos muy bien desde el primer libro, tiene muy buenas ideas y me dejo aconsejar por él.
Cuando más disfruto es en el montaje del libro, cómo dialoga una imagen con su opuesta a medida que vas viendo el libro, nada se deja al azar, cada página tiene un sentido y un diálogo.
- Personalmente, me atrae mucho tu visión fotográfica de Islandia, porque poco o nada tiene que ver con el tipo de fotografía que se vende en los medios como prototipo ideal, con espectaculares auroras boreales y color a raudales…¿Te resulta fácil renunciar al color?
No trabajo en color. La manera de expresarme no es a través del color. Hay autores que trabajan muy bien el color, disfruto viéndolo en autores como José Manuel Navia, Cristóbal Hara, pero no me interesa trabajar con él.
En mi visión fotográfica particular de Islandia no me interesaba para nada las auroras boreales o la típica cascada.
Me gusta la atemporalidad y la deslocalización de la imagen. Quitando la parte del hielo y los iceberg, viendo las imágenes podrían estar tomadas en cualquier otro sitio. Eso es lo que me interesa.
- La mayoría de tus composiciones rezuman un minimalismo admirable. Son imágenes que hablan por sí solas ¿Crees en el menos es más?
Indudablemente. Trabajo con muy pocos elementos, tales como una línea en el horizonte, una persona que se cruza, un árbol…no necesito mucho más. Trabajo con esos elementos, los encajo en un sitio determinado, muevo el punto de vista o espero que el personaje llegue a un sitio determinado para hacer la toma.
Ese minimalismo puede ser extensión de mi manera de pensar, de mi propia actitud en la vida, y eso se refleja en la fotografía que hago.
- ¿Por qué eliges el formato panorámico como forma de expresión frente a otros formatos más comunes y cómo llegas a convertirlo en tu seña de identidad?
Empecé a trabajar, como todos, con una cámara de 35 mm. Haciendo tomas de todo tipo, gente y paisaje. Me gustaba el paisaje, pero en el negativo yo veía mucho aire…en el cielo y el suelo, ¡me sobraban cosas! (risas). Así empecé trasteando en la ampliadora y de repente corté por arriba y por abajo y ahí lo vi claro.
Mis primeras fotos panorámicas están hechas con un 50 mm, cortado por arriba y por abajo. Sigo trabajando así, sumando también una cámara panorámica.
Todo el negativo completo no me dice nada y cuando corto tengo mi diálogo y mi forma de expresarme.
- Sobre la inclusión de la figura humana en algunas de tus fotografías, me surge la duda ¿Son tomas preparadas o una vez compuesta la imagen mentalmente y con el encuadre fijado esperas a que pase alguien por ahí? ¿Qué te aporta?
No preparo las tomas, quizás las visualizo antes. Si hay un camino y una persona en mi composición espero a que la persona pase por un sitio determinado para jugar con el contrapunto y el equilibrio.
En alguna de mis fotografías aparece mi hijo porque él me ha ofrecido la toma.
Simplemente me adelanto, no la busco.
- Hablemos de exposiciones. ¿Cómo surge enfrentarte a una primera exposición fotográfica y qué sentiste al ver las reacciones de la gente a tu trabajo? ¿Cuál de ellas supuso la más importante para darte a conocer?
La primera exposición fue una colectiva, junto con varios autores, sin un trabajo determinado y con fotografías sin conexión entre ellas.
Es agradable que tu trabajo se exponga, lo vea gente y lo critique tanto para bien como para mal. Es enriquecedor.
Después vinieron las exposiciones individuales, las cuales me las tomo como un trabajo, al igual que el libro, un trabajo concreto, me lo tomo muy en serio. Trabajo con el espacio físico del que dispondré, nada queda al azar.
Si viene de un libro mucho mejor. Islandia, Mares de Portugal, Madrid, Océanos de Arena, son todos trabajos concretos con gran número de imágenes coherentes entre sí.
- Todo artista tiene influencias. ¿Dónde encuentra Luis inspiración?
Esto es un camino de resistencia.
Todas te van aportando algo, cada una es diferente y a la vez te van forzando a desarrollar otros trabajos. En el caso de Islandia, que se ha expuesto en Madrid y ya no se va a exponer más, pero te fuerza a exponerlo en Barcelona, Palma de Mallorca; por lo que aquí en Madrid, si quiero exponer, ya me fuerzo a hacer otro trabajo.
La inspiración es un cinco por ciento, el noventa y cinco es trabajar.
Recuerdo uno de los últimos días en el viaje a Islandia, después de haber recorrido varias localizaciones, tras doscientos kilómetros y no haber conseguido ninguna foto. Justo de camino al hotel ves un árbol en una cima, con un trigal y dices… ¡ésta es la foto! ¿Cuánto tiene de inspiración esta foto después de toda la jornada? Lo has estado buscando, tienes claro lo que quieres hacer pero hay que trabajar y trabajar.
- ¿Con qué equipo te encuentras más cómodo?
Siempre he trabajado con un objetivo 28 mm y un 50 mm en analógico, los primeros trabajos y actualmente trabajo en digital, con un 35 mm y una Noblex panorámica.
Llevo dos cámaras, paso desapercibido con un equipo muy sencillo.
- ¿Serías capaz de viajar sin tu cámara fotográfica?
Nunca sé si viajo para fotografiar o fotografío para viajar. Ambas cosas me gustan mucho. Yo creo que no viajaría sin cámara, me gusta apropiarme de lo que veo.
- Repasando tu trayectoria, desde sus inicios, queda claro el hecho de que no por viajar más lejos, tu fotografía va a ser más espectacular. ¿Crees que es un sano ejercicio fotográfico buscar nuevos puntos de vista en lo que nos rodea?
Yo creo que sí. De hecho hay muchas fotos en los libros que están hechas en la puerta de mi casa, tres de las mejores del primer trabajo concretamente.
El trabajo de Madrid panorámico, que han sido ocho años de trabajo en mi ciudad, sitios por los que paso habitualmente.
Es un buen ejercicio, sobre todo para gente que empieza, fotografiar lo que tienen más a mano, que puedes visitar siempre que quieras. Sin embargo, si vas a Islandia buscando auroras boreales y vuelves sin ninguna tendrás un trauma (risas).
- La fotografía de paisaje está, evidentemente, expuesta a los factores climáticos. ¿En alguna ocasión, después de un largo viaje, te has vuelto con las manos vacías?
Nunca he vuelto con las manos vacías por eso en concreto. Aprovechas lo que tienes. Si son las tres de la tarde y no hay sombras buscas algo que se pueda fotografiar sin sombras; si hay lluvia buscas reflejos. No es un factor que me condicione, es un aliado más.
- Con toda tu trayectoria orientada a exhibirla en público ¿Te queda tiempo para otro tipo de fotografía, más personal, para ti?
Indudablemente. Si visitas mi trabajo en Instagram nada tiene que ver con lo que muestro en la web o en libros. Es un trabajo en 35 mm, mucho más personal, con cosas que me interesan, detalles y otro tipo de paisajes diferentes a los panorámicos.
- Como estudiante de fotografía que comenzó en un laboratorio, no sé si compartirás conmigo que la fotografía digital, así como la inmediatez de las redes sociales nos han hecho perder un poco de “magia”. ¿Lo crees así?
Sí, un poco de magia sí. Sobre todo por la inmediatez de tenerlo en la pantalla y no volver a mirarlo. Creo que es lo que nos toca en estos tiempos.
Yo hago la toma , en digital, no la miro por la pantalla, ni al llegar al hotel…igual la miro quince días después de haber descargado la tarjeta. Siempre te sorprendes al revisar el material y encontrar buenos resultados en algunas que hiciste un poco por casualidad.
Creo que la gente que trabaja con esa inmediatez la ha perdido, yo la sigo manteniendo en digital y por supuesto en analógico. En analógico puedo revelar los carretes a los cinco meses o cuando toque.
- A lo largo de toda tu trayectoria, ¿tienes alguna anécdota curiosa que te haya ocurrido mientras fotografiabas?
Hace muy poquito fui al Camino de Santiago , con el 35 mm montado en mi cámara y se me acercó una persona que me dijo algo así como, que ¡esas camaritas ya no se llevaban! Le había comprado a su mujer un objetivo y una cámara, todo grandísimo según él, ¡que le había valido 600 € y la cámara otro tanto!
- ¿Serías capaz de elegir una de tus obras como tu “favorita”?
No. ¿A quién quieres más, a tu padre o a tu madre? (risas)
Tengo unas cuantas preferidas, pero sobre todo por lo que he vivido con ellas, me evocan una situación concreta, con quién la hice.
Indudablemente tengo unos iconos, sobre todo las portadas de los libros.
- ¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?
A raíz de Islandia, me encantó la luz… He hecho tres viajes: Suecia, Noruega y Dinamarca. Voy a intentar acabarlo con Finlandia.
Es un trabajo coherente, con tiempo estructurado y creo que derivará en una próxima exposición o libro. Esa luz es ahora mi próximo reto.
Puedes seguir el trabajo de Luis Vioque en:
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